El miércoles 28 de marzo un nuevo femicidio sacudió a la pequeña localidad de Quebracho en Paysandú luego de que Martín Bentancur matara a su exsuegra, Nelly Goyeneche y al policía Juan Oviedo que acudió en su ayuda.
Una semana después, Bentancur puso fin a su vida, tras una dramática búsqueda que tuvo en vilo a la sociedad.
Las reacciones han sido diversas, pero lo llamativo esta vez, es que Quebracho lloró tanto a las primeras dos víctimas como al victimario, llegando incluso a responsabilizar de la situación a Valeria, su expareja, quien había decidido abandonarlo e incluso realizado una denuncia por violencia de género.
Junto al antropólogo Nicolás Guigou y la psicóloga forense, Adriana Savio, analizamos un triste fenómeno que nos salpica a todos.
Savio explicó que no se trata de un tema que vaya ligado estrictamente al feminismo o al machismo sino que está directamente vinculado con la convivencia humana.
"Lo que me preocupa es el maltrato y la falta de tolerancia que estamos viviendo entre nosotros", sostuvo Savio, quien agregó que "el machismo o el feminismo son en realidad islas que nos polarizan".
Por su parte, el antropólogo Nicolás Guigou reconoció que es un fenómeno dificil de analizar ya que "mientras Uruguay parece estar construyendo una sociedad tolerante, donde el consumo de marihuana o el matrimonio entre personas del mismo sexo se ha legalizado uno percibe que a pesar de que hay sectores que han mejorado económicamente, persisten niveles de frustración bajísimos y de tolerancia muy baja".
Para Guigou, estos hechos reflejan formas de convivencia que no hemos logrado desarrollar o madurar aún como sociedad que por ello "explotan" y tienen cierta regularidad.