De un tiempo a esta parte se está empezando a cuestionar el sistema educativo. Ya no vale con que el profesor o maestro sea un conocedor de la materia que imparte sino que ahora empieza a vislumbrarse lo que ya sabían los griegos y los romanos. Escuche al análisis de Emma Sánchez en su columna: "Pensadores Natos".
https://www.dropbox.com/s/0549xqrrx9lyk8q/Fuerte_y_Claro_-180802-Entrevista_a_Emma_Sanchez.mp3?dl=1
La teoría es necesaria pero para realmente aprender y educar a un ser humano lo necesario es practicar, porque solo a través de la práctica y por ende de la experimentación, podremos emocionarnos y de esta forma aprender. El conocimiento en sí mismo como un proceso mecánico no sirve.
En la época griega la filosofía todavía no era esa materia estrictamente delimitada que es hoy en día, sino todo lo contrario, el más pleno conocimiento de lo que uno podía saber y de cómo se debía vivir.
En la actualidad la filosofía no es considerada una materia esencial en la educación de la sociedad y la que se enseña dista mucho de su propósito: entender la vida, conocerse a uno mismo y vivir de la mejor manera posible dentro de tus valores.
Algo que deberíamos preguntarnos más a menudo es: ¿A quién no le interesa que la ciudadanía se cuestione? ¿Qué beneficios trae la ignorancia de un pueblo? La respuesta es sencilla, la religión ya sea la cristiana o cualquier otra (donde el dominio del comportamiento sea su objetivo, teniendo en cuenta que es el hombre quien la usa) ha impedido que la ciudadanía se cuestionara muchos aspectos de su vida durante la historia y posteriormente con los absolutismos y las dictaduras esto se ha hecho más latente, donde además la religión ha tenido un poder inmenso.
En el siglo XIX el Estado empieza a considerar tarea suya conseguir que todos los niños sin excepción reciban un mínimo de formación escolar. Surge aquí la escuela de enseñanza primaria y con ella la enseñanza obligatoria, a menudo en paralelo con el servicio militar obligatorio porque, por muy bienintencionadas que parezcan estas medidas educativas (siempre terminamos cayendo en la trampa), estas tienen algo que ver con un control más intenso de los ciudadanos por parte del Estado.
Ya que en aquella época solo se podía llamar a filas a un recluta si este era capaz de leer la orden de presentación.
Desde los inicios de la erudición hasta hoy no hemos más que movernos en círculo, es momento de romper con este y abrir una vía en aras de una nueva educación.
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