Uno de los indicadores más relevantes para el funcionamiento de la economía es evaluar la inflación, el aumento generalizado de precios, y en particular su comportamiento durante el año que cerró. El análisis los hizo en el programa Fuerte y Claro el contador Marcos Soto, socio de la consultora CSC Uruguay e integrante de la Dirección Académica de la Escuela de Negocios de la Universidad Católica. Escuche el análisis.
La inflación de 2019 cerró en 8,79%, que “como datos aislados no dicen mucho” por lo que “para analizarlo en profundidad debemos hacerlo en función de los objetivos del Gobierno en la materia, de su evolución histórica y de lo que ocurre en otras economías, es decir como le ha ido a otros”, comenzó explicando Soto.
Según el especialista por “varias razones debemos decir que es un incremento de precios importante, mayor al deseado. Si la comparamos con los registros recientes, digamos los últimos 10 años o desde el 2010, es la segunda inflación más alta, luego de la inflación del 2015 que fue del 9,44%”.
“En todos los demás registros, fue menor a este 8,79%. Habla entonces que en términos históricos reciente fue una inflación alta. También es elevada en función a lo que esperaba el Gobierno. Si repasamos en Uruguay se viene trabajando con el famoso “rango meta” del BCU para anclar expectativas de inflación fijado entre 3% y 7%, además el propio Ministerio de Economía ya nos anticipaba en el último mensaje de rendición de cuentas que el IPC esperado estaba por fuera de ese rango objetivo, y que sería de 7,5%, es decir que también es elevada desde la perspectiva y expectativa del Ministerio de Economía que esperaba una inflación bien menor”.
“Y si nos comparamos a nivel internacional, salvo economías que presentan serias dificultades en su funcionamiento, como Argentina y Venezuela, en todo el continente la inflación de los diversos países es más baja”, agregó.
En el terreno de las conclusiones, Soto dijo que la inflación “debe ser uno de los focos de atención del Gobierno. Y esto incide en muchas áreas del funcionamiento y decisiones de que deberá adoptar el futuro Ejecutivo. La política de tarifas afecta la inflación, la política salarial afecta la inflación, la política cambiaria, etc”.
“Siempre comento que la batalla contra la inflación debe ser permanente porque una vez que se escapa es muy difícil, o mejor dicho, muy costoso desde múltiples aspectos frenarla. Con los datos a hoy diría que las presiones subsistirán en 2020, y el gran desafío será que no alcance los dos dígitos”, concluyó.