Abu Wael Dhiab, el sirio que llegó en peor estado de salud, viajó el pasado domingo 8 de febrero a Buenos Aires, acompañado de una periodista argentina. Actualmente se encuentra en Montevideo.
El sirio viajó a Argentina para solicitarle al gobierno de Cristina Fernández que acepte recibir a los presos que EEUU planean dejar libres en los próximos meses.
En declaraciones a Barricada TV, habló de su reclusión en Guantánamo, las torturas y la liberación: “Vivía con mi familia, mis hijos, buscaba la vida según mi convicción, hasta que nos trajeron a Guantánamo. EEUU, cuando entró en guerra en Afganistán, abrió un campo de concentración que es Guantánamo, para aliviar la presión que tenía, y allí fuimos trasladados de Pakistán y otros países que entregaban a sus propios ciudadanos", declaró.
"Como todos saben, y eso salió en declaraciones de los servicios estadounidenses, somos inocentes, somos víctimas de la política represiva de USA, que incuso dicen que los que tienen acusaciones son menos de cinco personas. La mayoría somos inocentes", agregó.
"La tortura en Guantánamo llevaría muchas horas de explicar. Fuimos torturados del primer momento al último en que salimos. El campo es dirigido por psicólogos, que llevaban experimentos para destruirnos desde adentro. Bush dijo que si nosotros teníamos la misericordia de nuestro Dios, no tendríamos la suya. Pensábamos que en seis meses nos volveríamos locos, pero aguantamos años y años gracias a nuestro Dios y nuestra paciencia", dijo.
"Lo que nos dio fe es que ahí se insultaba mucho, hubo muchas provocaciones, escribían insultos al Corán, que es sagrado para nosotros, y eso nos dio fuerzas de que nuestro Dios nos protegería y que nuestra causa es justa", comentó.
En referencia a porqué le es imposible volver a su países, habló en plural: "En Siria la situación no está estable, nadie vuelve a Siria ahora. En Túnez, el gobierno estadounidense rechazó que Túnez reciba al tunecino y en Palestina ustedes saben no hay posibilidad".
"Yo antes de salir de Guantánamo estaba en un lugar donde tenía la comida forzada. Es un tubo que pasaba por la nariz para forzarme a comer. Ahí hablé con un compañero de Yemén que me dijo: 'Cuando salgas no nos olvides'. Y bueno, yo me emocioné mucho".
Al cierre Diyab reconoció su alegría por haber recuperado la libertad pero aclaró: "Para mí el gobierno de EEUU ya admitió que somos inocentes, que merecemos salir, que no hicimos nada. Pero también porque yo con mis compañeros luchamos mucho para esta liberación. Hay mucha gente que sufrió que dio mucho para nuestra liberación".
La convivencia
Por otro lado, según informa Búsqueda, otros de sus dos compañeros de prisión (un tunecino y un palestino) tuvieron intercambios "subidos de tono" con sus compañeros sirios.
Durante algunos días fueron alojados en un hotel a costo del Ministerio del Interior, que entendió que esa era la forma más sencilla de solucionar sus problemas de convivencia.
Las diferencias no solo se debían a que luego de años en confinamiento solitario algunos debían compartir habitación, sino a que entre ellos tienen visiones políticas e ideológicas distintas, además de que adhieren a distintas corrientes dentro del Islam.
La nota de Búsqueda agrega que los seis abandonaron las clases de español y que todavía ninguno trabaja, a pesar de que han recibido diversas ofertas de empleo.