Durante la sanción de un nuevo código de proceso civil, la mandataria se pronunció sobre los acontecimientos del fin de semana afirmando que son "una inequívoca prueba de que Brasil es un país democrático que, a diferencia de otros, convive pacíficamente con manifestaciones".
Rousseff destacó el hecho de que no haya habido incidentes en las manifestaciones y aseguró que, a diferencia de lo que sucedía en la dictadura militar "nunca más se verá en Brasil que las personas que manifiesten su opinión, así sea contra la presidenta de la República, vayan a sufrir consecuencias".
En las protestas, sectores minoritarios de la oposición exigieron la destitución de Rousseff y pidieron una "intervención militar”. En alusión a estos grupos, la presidente dijo que en democracia se respetan “la voz de la calle” pero también “las urnas”.
La mandataria señaló, en relación a los motivos de las protestas, que esta misma semana presentará un nuevo conjunto de medidas para reforzar el combate a la corrupción. Sobre la situación económica, Rousseff resaltó que el ajuste fiscal, la reducción de subsidios y el aumento de la carga tributaria son medidas a las que el gobierno se vio “obligado” por el impacto de la crisis global.
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