Además manifestó su reserva hacia la figura del expresidente venezolano Hugo Chávez, "a pesar de lo bueno que haya podido hacer". "Y si no me gustaba Chávez, ni te cuento lo que opino de Nicolás Maduro", agregó.
Desde Panamá Sabina se definió como "un cateto de Ubeda a sus 66 años”, tras publicar una veintena de grabaciones de estudio, de las que ha vendido más de diez millones, y escribir nueve libros, cree "un milagro haber cruzado el Atlántico y cantar más veces en México y Buenos Aires que en España".
Hijo de la llamada canción protesta durante la transición a la democracia en España y del posterior movimiento pop conocido como la "Movida Madrileña", Sabina considera, sin embargo, que su exilio en Londres durante los años 70 ha sido lo que hasta ahora más ha marcado su trayectoria artística.
"Cuando volví a España, muerto el general Franco, que tardó demasiado en morirse, yo ya me daba cuenta de que esos cantautores de barba nazarena que convertían la canción en una especie de sermón no iban a marcar mi camino; así que tuve la suerte de huir del panfleto que hubiera hecho si me hubiera quedado en España".
"Y como venía con Dylan y los Rolling en la cabeza, que me la habían vuelto al revés, me dediqué a uno de los trabajos que más seriamente me he planteado en mi vida: hacer eso que yo amaba en un español que no fuera un argot de chicle de mascar y tirar sino que tuviera una cierta calidad poética sin olvidar el lenguaje de la calle", explicó Sabina.
Seguidor fiel de Bob Dylan, el español opinó que a ese artista estadounidense "hace años ya le debían haber otorgado el premio Nobel de Literatura". "Y a Leonard Cohen también", agrega.
"Yo sigo buscando el Bob Dylan español, el Leonard Cohen español, el Goerges Brassens español, el Ruben Blades español...", confiesa el autor.
En el terreno de la literatura, asegura: "Sí he leído últimamente buenos poetas de 30 años, aunque olvido los nombres; será porque me interesan más lo que dicen que cómo se llaman", explicó.
Fuente: EFE