Según informa El Observador, en los últimos tres años, el Gran Prix luchó por posicionarse como referente del cine barrial e independiente en Montevideo pero las dificultades económicas para su mantenimiento y los problemas de inseguridad lo vencieron.
Mantener el cine costaba unos dos millones de pesos anuales. Daian informó a El Observador que los fines de semana sólo se vendían unas 100 entradas.
En más de una oportunidad Daian informó a las autoridades de la situación pero no obtuvo respuesta. El dueño le dijo al mencionado diario que casi tiene vendido el local a un particular y que con la venta comprará un apartamento con el que pueda cobrar una renta y venderá pop en la feria.
"Me ganaron por cansancio. No hago más nada en Uruguay", sentenció.