La energía de los alimentos cocinados se relaciona a la técnica culinaria que se use, porque si se opta por técnicas sencillas como vapor, horno, microondas o plancha, apenas se añaden grasas.
En cambio sí se usa fritura o alguna técnica a la que se añade aceite, manteca o alimentes más grasos se incrementa el valor energético de la comida.