Los primero es nunca saltearse el desayuno. Si no se come al despertar se va a sentir mucho más hambre porque no se le da al cuerpo el combustible mínimo para funcionar.
Otra idea buena es consumir comida real y comerla a consciencia. Hay que evitar alimentos procesados. Vale la pena comer de manera adecuada pensando en sus nutrientes y en los efectos que pueden tener sobre el organismo.
Aunque suene aburrido, llevar un registro de lo que se come es un buen consejo.
Dormir bien y controlar el estrés es otro guiño a la salud. Finalmente se recomienda ejercitar de cualquier manera al cuerpo, bajando los niveles de ansiedad y ayudando a controlar el apetito.