A su regreso de la cumbre del G-20 en Argentina, el presidente francés Emmanuel Macron, se encontró con una escena caótica, luego de las manifestaciones del fin de semana de los denominados "gilets jaunes" (o chalecos amarillos) en el centro de Paris.
La respuesta del mandatario fue contundente: "Nunca aceptaré la violencia" dijo y agregó: "Ninguna causa justifica que las autoridades sean atacadas, que las empresas sean saqueadas, que los transeúntes o los periodistas estén amenazados o que el Arco de Triunfo sea manchado".
El fin de semana miles de manifestantes, liderados por el movimiento "gilets jaunes", salieron a las calles para exigir que el Gobierno revierta la decisión sobre el aumento en el impuesto al diésel.
El presidente y sus ministros mantuvieron una reunión urgente sobre seguridad para decidir qué acción tomar en respuesta a la violencia que tiene conmocionada a buena parte de la opinión pública.
El primer ministro Édouard Philippe, se reunió con los partidos de la oposición mientras los manifestantes bloquearon depósitos de combustibles de la petrolera Total, que reportó 75 gasolineras sin abastecimiento.
Desde que comenzaron las manifestaciones hace dos semanas, tres personas murieron en los incidentes y más de 100 resultaron heridas en Paris, incluidos 23 miembros de las fuerzas de seguridad a lo que se suman casi 400 personas arrestadas el fin de semana.
Según publicó BBC Mundo, el precio del diésel, el combustible más utilizado en los automóviles franceses, aumentó alrededor de un 23% en los últimos 12 meses, a un promedio de 1,71 dólares por litro.
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