En diálogo con el programa Fuerte y Claro, el antropólogo Nicolás Guigou dijo que pandemias como la del nuevo coronavirus “demuestran y consolidan tendencias sociales presentes”. Además alertó sobre los efectos que puede tener el aislamiento en la “frágil salud mental” de los uruguayos. Escuche la entrevista.
Según Guigou, en estos momentos es necesario “evitar las profecías porque además uno no tiene elementos para diagnosticar un futuro, incluso este que era cercano. La realidad va dando cuenta de ciertos diagnósticos que varios han hecho y que no son visiones luminosas precisamente”.
Esos diagnósticos, sostuvo, “indican que la sociedad como está configurada lo que hace es incentivar las dimensiones simbólicas y pulsionales más destructivas de los seres humanos”.
Según Guigou, “este tipo de pandemias demuestran y consolidan tendencias sociales presentes”. Un ejemplo es “la fobia del otro, vivimos en sociedades fóbicas en las que estamos reafirmando al otro como sujeto peligroso”.
También aparecen en la lista de tendencias “efectos beneficiosos en la naturaleza por la ausencia humana” lo cual genera “la imagen del ser humano como algo que decae radicalmente, es una suerte de fracaso moral de nuestra especie. Sin nosotros el mundo está mejor”.
Otro aspecto es que “queda evidenciado que no vivimos en sociedades racionales, pretendemos poseer una racionalidad que no tenemos y este tipo de paréntesis dan elementos empíricos de los niveles de irracionalidad y los efectos que eso genera para otras especies y para nosotros también”.
Con respecto a los efectos del aislamiento en Uruguay, Guigou recordó que nuestro país “tiene una sociedad con problemas psiquiátricos severos con una salud mental muy frágil” y alertó por los efectos que esta situación puede traer y recordó que en el Uruguay “la condición de asilamiento la padecen muchas personas desde antes del coronavirus”.
En referencia la ansiedad por el encierro, Guigou dijo que ese hecho “da cuenta del nivel de dependencia que tenemos los unos con los otros”.
“A veces se tiene la sensación de que somos autónomos por la híper conectividad y eso no es así. También hace repensar las afectividades y vínculos con la gente con la que uno queda encerrada”, agregó.
“El tema de la soledad, en el sentido de la introspección y de recorrerse a sí mismo es casi inimaginable. La gente teme estar sola y encontrarse mínimamente”, cerró.
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