La Asociación Idas y Vueltas nació en el año 2002, en plena crísis, cuando cientos de uruguayos migraron. Actualmente recibe a migrantes, en su mayoría centroamericanos que vienen en busca de oportunidades que no encontraron en sus países de origen. Escuche la entrevista a Hendrina Roodemburg, representante de la ONG.
Hendrina Roodemburg, es representante de la ONG Idas y Vueltas e intregrante de la red de apoyo al migrante. En diálogo con el programa Fuerte y Claro de Radio Informarte, conversó acerca del trabajo que realizan con los migrantes, las dificultades tanto burocráticas como culturales que enfrentan y las limitantes con las que llegan, entre ellas, el poco dinero que les queda tras emprender un viaje tan largo como agotador.
La Asociación no lleva estadística sobre los migrantes que han arribado a Uruguay, aunque es posible decir que son "miles" en momentos en los que existe una opinión dividida porque mientras algunos celebran que ciudadanos de otros países consideren el nuestro como una opción para mejorar, otros se quedan con un argumento que parece repetirse por estos días. "Vienen a quitarnos el trabajo", puede escucharse.
Para Roodemburg, esa idea es tan absurda como hipócrita, porque probablemente casi todos conocemos a alguien que trabaja en el exterior y nos alegramos por ello. "Traen desarrollo", apunta y recuerda que los migrantes "consumen". "Es lo mejor que le puede pasar a Uruguay", agrega y señala que además aportan una alegría a la que los uruguayos no estamos acostumbrados.
Hendrina es migrante, pero el país era muy distinto por aquellos tiempos y las razones también. Vino desde Holanda, en 1985, luego de casarse con un uruguayo exiliado.
Si bien para ella las posibilidades fueron otras, y aunque reconoce que han trabajado con las autoridades uruguayas en función de recibir a quienes vienen con la idea de vivir y trabajar en Uruguay, considera que aún hace falta una política de Estado para atender un fenómeno que tiene lugar en todo el mundo.