La libertad y su vínculo con las elecciones políticas

La periodista española Emma Sánchez habló sobre la libertad, en su columna semanal de Fuerte y Claro, en Radio Informarte. Vinculó este concepto con las elecciones políticas que han hecho los europeos en estas últimas semanas.

Escuche la columna completa de Emma Sánchez:

https://www.dropbox.com/s/qjz7fp7t3krcg52/Fuerte_y_Claro_-170928-Entrevista_a_Emma_Sanchez.mp3?dl=1

¿Por qué tenemos miedo a la libertad? Este es el asunto que tratamos hoy en la columna de Pensadores Natos donde hablamos sobre este concepto pero no desde un punto de vista material o intrascendente sino sobre su verdadero significado.

Reflexionando desde la visión del filósofo Erich Fromm sobre una libertad, no en el sentido de aptitud para hacer elecciones arbitrarias ni tampoco para estar libre  de necesidades; sino la libertad para darse cuenta de lo que uno es potencialmente, para dar pleno cumplimiento a la verdadera naturaleza del hombre de acuerdo con las leyes de su existencia.

El hombre que rompió con los señores feudales se terminó sometiendo a la religión y al capitalismo para reducirse a ser tan solo a un medio para la gloria de un Dios que no lo representa y preparado para aceptar la función de sirviente de la máquina económica, y con el tiempo de sirviente de algún Führer, es decir de algún jefe o guía, como ha quedado reflejado en la historia.

A consecuencia de todo esto, la hostilidad y el resentimiento que el ser humano sufre dentro de sí mismo se expresa o extrapola también en nuestras relaciones con los demás y esto es esencial para entender a la sociedad actual.

Por ejemplo, estos son algunos de los motivos por los que el partido de extrema derecha tanto en Alemania como en Francia están teniendo tanto éxito, al igual de porque en UK ganó la retirada de la UE.

El nacionalismo radical, la antipatía hacia los gobiernos más aperturistas, el empobrecimiento de la población europea, aderezada con las informaciones en los medios de comunicación y los discursos populistas están, de nuevo, empezando a pasar factura no solo en Europa, sino también en la mayoría de los países desarrollados.