El gobierno de Estados Unidos manifestó no sólo preocupación por su desaparición sino por la falta de capacidad de Uruguay de lidiar con la situación.
En las últimas horas, se conoció una nota del abogado de Diyab, Jon Eisenbergen, en la que cuenta qué hablo con él.
En un artículo titulado "La verdad sobre el ex prisionero de Guantánamo desaparecido en Uruguay" y publicado por Public Radio International en Estados Unidos, Eisenbergen expresa que "algo terrible fue ignorado durante el escándalo suscitado recientemente en la Casa de Representantes por el paradero de un ex prisionero de Guantánamo"
De manera detallada, la carta relata las torturas sufridas por Diyab, registradas en video: "El huelguista de hambre en Guantánamo fue alimentado en forma forzada cientos de veces antes de ser liberado"
Eisenbergen informó que Diyab había iniciado una demanda a raiz de las brutales condiciones que tuvo que atravesar mientras se preparaba su liberación en Uruguay.
Además, un juez federal había ordenado a la administración Obama difundir los videos.
El abogado, explica que descubrió la existencia de estos videos "solamente por persistencia inquebrantable ante la negativa del gobierno, y los vi por orden judicial bajo estricta supervisión del gobierno. Puedo atestiguar que son terribles de ver. Todavía me persiguen esas imágenes, pero seguro menos que al propio Dhiab, al que esas cosas le pasaron de veras cientos de veces, en una manera que fue diseñada especialmente para ser humillante y dolorosa", explica.
Eisenberg cuenta que se les suministraba alimento forzado en cantidades excesivas a velocidades excesivas, en una forma moderna de la tortura del agua. Su cabeza, cuerpo y piernas estaban atados a una silla y se usaban sondas nasogástricas demasiado grandes por las que salía sangre y que estaban lubricadas de tal forma que pueden causar una rara neumonía, dice Eisenberg.
En la conversación telefónica, el abogado contó que Diyab le dijo que "estaría inubicable por teléfono, mail o Skype durante el mes entero del Ramadán e incluso una semana después" y que "estaba ansioso por la inminente visita a Uruguay de su esposa e hijos, a quienes no ve desde hace 14 años"
Concluyo diciendo que no sabe dónde está y opinó que "estas no parecen las acciones de alguien que planea dejar Uruguay y desatar una cacería internacional", al tiempo que se lamentó (Eisenberg) por la forma en que administraciones presidenciales sucesivas se olvidaron de la decencia humana básica en Guantánamo.