El presidente francés, Emmanuel Macron, admitió la incapacidad para impedir los disturbios que han generado el movimiento de los Chalecos Amarillos.
Luego del decimoctavo sábado de manifestaciones de este grupo social, el mandatario dijo que "se ha hecho mucho desde noviembre" pero que lo que pasó el fin de semana "muestra que, en estos temas, no lo hemos logrado".
Acusados de uso excesivo de la fuerza, los responsables policiales también afrontan críticas por no atajar la violencia. "Quiero que cuanto antes tomemos decisiones fuertes para que no vuelva a ocurrir", dijo el presidente, según publicó El País de Madrid.
Tras cuatro meses de protestas, los chalecos amarillos, que desde el otoño piden mejoras salariales, bajadas de impuestos y hasta la caída de Macron, estaban empezando a desaparecer. Pero este sábado la situación cambió y los saqueos e incendios en los Campos Elíseos se parecieron a los de hace meses.
El matutino español explicó que con esta situación se reavivó el debate sobre la eficacia de la Policía y la impotencia del Estado ante una explosión violenta poco habitual en las democracias desarrolladas.
Macron, que se encontraba de fin de semana en los Pirineos, adelantó el regreso a París. Las críticas, no solo por estar esquiando mientras se veían imágenes de "París en llamas", llegaron desde todos los sectores políticos y sociales.
En la última manifestación acudieron unas 10 mil personas. Aunque es una cifra modesta, son más que los fines de semana anteriores. Pero en todo Francia fueron unos 30 mil, lejos de los 280 mil de la primera jornada, el 17 de noviembre.
Lo novedoso fue el regreso de una violencia contra el mobiliario urbano, comercios de lujo y edificios de los barrios más opulentos, algo que inquietó a las autoridades.
En base a El País de Madrid.