Pero, eso no es todo, también se puede ver como López llega armado con un fusil que deja en el suelo mientras acarrea los bolsos llenos de dólares. Las monjas ven el arma, pero le restan importancia.
Como si fuera la escena de una película, es disparatado ver a monjas, con el hábito puesto, acarreando bolsos llenos de dinero a las tres de la madrugada.
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