Hace pocos días el presidente Luis Lacalle Pou anunciaba públicamente que China había respondido afirmativamente a comenzar el recorrido hacia un TLC de forma, inicialmente, bilateral. El politólogo Andrés Raggio dijo en Fuerte y Claro que, por las diversas características del caso, asimetría, tamaño, dimensiones de análisis político, etc, el camino es largo. Escuche el análisis.
El presidente Luis Lacalle Pou hizo pública la respuesta china luego de reunirse con diversos actores políticos de los partidos con representación en el Parlamento en la propia Torre Ejecutiva.
Posteriormente muchos de los actores se mostraron de acuerdo con avanzar sobre la línea del TLC con China, aunque existen diferencias, aún no quedan claras.
Es que el Frente Amplio cuando era gobierno promovía una línea similar. Aquí las diferencias pasan por el cómo. Aquí se observa la importancia de otro nivel, el regional, el Mercosur.
“En este caso, la teoría de Robert Putnam, quien entendía que en las negociaciones existen dos niveles claramente separables pero que se relacionan de forma simultánea entre sí, el doméstico y el externo, y si consideramos el regional, este caso cuenta con tres niveles”, dijo Raggio.
“El complejo escenario de análisis sobre las perspectivas posibles de estas acciones políticas, implican, entre otras tantas cosas, al menos considerar las preferencias de Brasil y Argentina, pero no como actores unitarios y homogéneos, sino de aquellas fuerzas profundas que condicionan el actuar de dichos estados en el bloque”.
“Ni las fuerzas profundas de Brasil, ni las de Argentina están tan abiertas a un acuerdo de este calibre con China. Al menos hasta el día de hoy, y con la correlación de fuerzas tal cual está”, dijo.
“Esto debe considerarse en el caso uruguayo cuando se evalúen los costos del acuerdo, a nivel bilateral con China, el acuerdo para Uruguay significa ampliar las posibilidades de algunos sectores dinámicos que ya negocian con China, ampliarían sus exportaciones porque serían más competitivos, así como para algunos sectores que tendrían posibilidades de desarrollo con el mercado chino abierto”.
“Al mismo tiempo es crucial definir los capítulos que incluirán dentro del acuerdo (como medio ambiente, propiedad intelectual, entre otras), así como los periodos de desgravaciones que tenga el acuerdo, tanto defensivo (el tiempo estipulado que demorará en bajar a 0 el arancel uruguayo, en general suelen ser de 0, 5, 10 y 15 años), como el que acuerde para el ingreso de productos en China”, relató Raggio.
Para el analista, el punto central a nivel comercial, desde la óptica de estos sectores, no es el TLC en sí, sino lograr acelerar los procesos protocolares necesarios para poder ingresar productos a China, con o sin TLC esto se hace vital.
“A nivel político es necesario que Uruguay busque de cualquier forma contemplar al Mercosur, de no hacerlo las ganancias potenciales que explicarían dicho acuerdo no alcanzarán los costos que implicaría una medida de esta magnitud de espaldas al bloque”, expresó.
“Al ser necesario esto, a nivel local se requiere un fuerte compromiso país de parte de los partidos políticos, la cohesión es clave para seguir negociando de forma simultánea con otros niveles, esto implica una altas dosis de lealtad política, y por tanto incentivos grandes a la traición en tiempos electorales o por busca de réditos por diferenciación”, sentenció.
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