Junto a 11 países, Uruguay pidió el "cese de actos de violencia" y el "desmantelamiento de los grupos paramilitares" en Nicaragua mediante la firma de una declaración.
A su vez, condenaron la violencia que provocó la "pérdida de más de 300 vidas humanas y centenares de heridos" así como la "represión" contra estudiantes y civiles.
Costa Rica, Honduras, Argentina, Brasil, Colombia, Guatemala, México, Panamá, Paraguay, Perú y Ecuador, acompañaron el documento con su firma.
Entre todos instan a Managua a "reactivar el diálogo nacional" que "involucre a todas las partes para generar soluciones pacíficas y sostenibles" y manifestan su respaldo a los obispos de Nicaragua en su trabajo "en pro de la búsqueda y promoción de soluciones al conflicto".
El gobierno de Daniel Ortega y "otros actores sociales" deben demostrar, en su opinión, su "compromiso" con resultados concretos sobre los "desafíos fundamentales del país", como "la celebración de elecciones libres, justas y oportunas" en Nicaragua, dice la declaración.